jueves, 27 de diciembre de 2012

La vejez de las estrellas



Resulta que hay un estudio recientemente publicado que da una idea de cómo envejecen las estrellas. Más que de cómo envejecen, que era más o menos sabido, sobre la diferencia de envejecimiento entre unos cúmulos de estrellas y otros similares. Vamos, que es como intentar averiguar por qué los chinos comiendo arroz y sopa de chow chow viven más que nosotros. Alguien que come ciertas inmundicias debería palmar antes, pero no parece ser el caso.
Estelarmente, se tiene una vída más larga o menos dependiendo de la cantidad de materia de la que esté hecha. Esto es, que si tiene muchos gases, se quema más rápido (quién sabe qué desastres nucleares podría hacer una pastilla de aerored dispersa por el Universo). Bien, lo que establece el estudio realizado por unos señores muy listos es acerca del envejecimiento en los cúmulos globulares (muchas estrellas muy juntas), pues tienen una formación muy similar con lo que el envejecimiento debería ser más o menos a la vez en las estrellas del cúmulo, pero no es así. Se puede dar el caso de que algunas estrellas pesadas colisionen con otras o absorban materia de otras estrellas más pequeñas, teniendo algo así como un chute de red bull en vena. Un aumento de energía, una empujoncito que les evite apagarse antes de tiempo. Se formarían así lo que se denominan azules rezagadas, y podrían estar distribuidas por todo el cúmulo estelar haciéndolo "más joven" o localizadas en el centro, haciéndolo "más viejo". 
Yo me imagino una estrella yendo alocada por el espacio tanto que no presta atención a los pequeños detalles, como una gasolinera en mitad del cosmos (algo no muy habitual al parecer) para repostar un poco. Así, se precipita hacia el centro de su cúmulo, colapsa y muere de la forma que sea (hay muertes sencillas y silenciosas, otras estilo Tarantino...). Mientras, las azules rezagadas, van mirando el camino que recorren, disfrutando de la vida y cogiendo aquello que se les ofrece. Ésas, y sólo ésas, tienen material extra. Como cuando juegas al SuperMario y coges un champiñón: creces, brillas y tu vida se alarga. Al final el cosmos parece menos complicado que la pequeña parte aplicada a nosotros. Te fusionas como Gotten y Trunks y eres supermolón, al menos por un tiempo. Pero chorradas al margen, me pregunto:
¿Nos dice el Universo que no podemos pacer en silencio y en soledad porque moriremos antes? ¿Está queriendo darnos una moraleja estilo peli americana en la que todo con amor dura más? ¿Debemos usurpar energía de nuestros semejantes, absorber su vida como vampiros egocéntricos en pro de nuestro propio bien? No hay que olvidar, queridos niños, que para engullir energía, alguien dejaría de existir... Mejor ir de la mano y vivir lo que sea, pues. El cosmos no siempre tiene la respuesta adecuada, a menos que seas Elisabeth Bathory y lo apliques tal cual, sin filtro alguno. Da repelús pisar su castillo en Eslovaquia incluso hoy en día...

lunes, 17 de diciembre de 2012

Un viaje Inesperado



No sé si trata de la predisposición con la que uno va al cine sabiendo que no va a encontrar un final hasta dentro de 2 años a pesar de ser una historia basada en un libro de 300 páginas, o menos. No sé si ir sólo al cine contribuye a que lo que uno ve no sea lo que quiere ver. Como Tolkien-adicto que soy, me jode sobremanera pasarme 2 años esperando por un final, algo que ya pasó con El Señor de Los Anillos, pero claro, sobre 1000 páginas llenas de detalles sí tiene sentido hacer 3 películas, por no hacer 6 que habría sido mejor.
Pero El Hobbit es una historia menos elaborada, más de cuento de niños, inocente por momentos. No una aventura épica o trágica. Sólo el comienzo ya te toca las narices, porque a cuento de qué viene sacar de nuevo al memo de Frodo el día del 111º cumpleaños de Bilbo, justo donde comienza La Comunidad del Anillo...Es ver a Frodo y se me corta la mayonesa. Qué tío, no morirá por más que lea el libro una y mil veces...Creo que voy a escribir una versión alternativa de ESDLA que empiece así: 

"En un agujero hobbit descansan los restos de Frodo Bolsón, que murió de una subida de azúcar por ser más ñoño que el rosa chicle".

He de reconocer que esto me condicionó un poquico. Tampoco me gustó ver enanos que parecen hombres y no enanos. Porque Thorin Escudo De Roble será un enano en el libro, pero en la peli es más alto que Aragorn, hijo de Arathorn. Y no es cuestión de perspectiva, es que no parece enano, por mucho que sea el príncipe y el héroe y el tipo chungo chungo. Son detalles que hacen que no pueda concentrarme en la historia, en ver si son fieles al libro o se inventan cosas. La historia de por qué Thorin es Escudo de Roble tampoco me pareció muy creible (si se puede decir esa palabra en un libro de fantasía) ya que la lucha contra unos orcos se magnifica como si fuera contra el mismísimo Sauron. Coño, aún hay clases, y por muy malo malísimo que fuera el orco paliducho, no son más que la calaña de las clases de la historia anular (sí, de anillo). Un orco es la basura, lo más bajo. No puede plantearse una batalla épica si el jefe es una cosa hedionda y asquerosa hombre. Por mucho que tenga un huargo albino molón. Mi conclusión, sin entrar en detalles para no jorobar a la gente que no la haya visto, es que quiero un huargo blanco. Así un día puedo ir disfrazado de Jefe Orco y otro de Jon Nieve. En fin, winter is coming y hasta el siguiente no veré la segunda parte de la película, así que igual se me pasa la indiferencia que me ha causado la peli, sin estar mal del todo.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Universo Simulado



¿Pues no leo hoy que podemos estar viviendo en un Universo simulado por ordenador? Y yo con estos pelos, así, recién levantado, resulta que puedo ser Trinity y ni me he enterado...Sobresaltos a estas horas no, hombre, no. Y lo peor es que esta teoría tiene casi 10 años, y no la había oído. De saberlo, pediría ayuda a un técnico informático para cada problema que tengo yo con el Universo.
La teoría del señor Nick Bostrom supongo que fue desarrollada tras diversos experimentos con LSD recordando la juventud, Woodstock y Jimmy Hendrix de fondo, pero tiene su gracia, además de 3 supuestos de los que al menos uno ha de cumplirse:

1. Es probable que nos extingamos antes de dar el paso a seres post-humanos
2. Es poco probable que una civilización post-humana desarrolle un número grande de simulaciones informáticas sobre su propia historia evolutiva
3. Tenemos la certeza de vivir en una simulación informática

Ahí lo deja el tío. Claro, con la posibilidad 1, ya me quedo más tranquilo, porque si tiene que cumplirse una, será ésa. Pero veamos qué implican las otras dos. A mí eso de llegar a trascender a nuestra propia naturaleza para acabar siendo algo más que humanos, no lo veo descabellado del todo. Hemos visto películas como Star Trek I en la que la propia conciencia humana se transfiere a una máquina que acaba siendo un ente medio vivo que puede fusionarse con seres humanos para ser una conciencia colectiva. Es decir, antes o después tendremos que hacer algo para no extinguirnos debido a nuestra propia estupidez, y quizá la naturaleza humana no sea más que un continente que puede abandonarse para formar parte de algo más evolucionado. No me parece mala cosa no. Pero no veo claro eso de las simulaciones informáticas sobre nuestros ancestros, por lo que estoy de acuerdo con la hipótesis 2, tendríamos que estar ya dentro de una simulación. La 3...en fin, lo veo jodido. Y más que jodido, lo que me surgen son muchas preguntas. Porque claro, nosotros somos reales, o como tales habemos de tomarnos, así que qué sentido tiene un ente real dentro de una simulación. No sé si es Matrix o una peli de Pixar pero ahora cuando mire hacia Orión o Casiopea o Venus o hacia dónde sea, ¿qué debo pensar? Cuándo vea las Perséidas, las Leónidas, un cometa, una nebulosa...¿debo dejar de sobrecogerme y extasiarme porque no son más que efectos especiales causados por un superordenador? No se trata de no creerme que podamos existir dentro de una simulación, pero la vida dejaría de ser eso que transcurre bajo un mar de estrellas. Al final acabaría pensando que hasta mis propios actos están dictados por la aleatoriedad informática, por "loop at", "end if" y demás sentencias. Puede que de ser así, entendiera ciertos fracasos repetitivos de mi vida, pero entonces se perdería el misterio de saber si uno puede superar su propia estupidez. Me niego a pensar que hay un tipo en la mesa con su gato, como el líder de MAD (Inspector Gadget) viéndolo todo en una pantalla y controlando a voluntad. 
Y lo peor de todo...si vivimos en un Universo simulado informáticamente, sólo pido una cosa: QUE NO CORRA EN WINDOWS. Espero que el tipo que nos maneja sea más elegante y nos esté jorobando en Linux o MAC OS...




martes, 11 de diciembre de 2012

Pico del Lobo




Las gentes, con sus trajines, sus tejemanejes diarios, su ahora voy, o ahora vengo...y yo, mientras, soñando con una cima, la que sea, donde sea...pero una montaña. Así, la mente corre libre, tranquila, como cuando abres la puerta de casa y sale el perro escopetado. Corretea, juega, salta, se revuelca, muerde cosas...pero vuelve, luego siempre vuelve. 





Nos fuimos esta vez y tras mucho tiempo mirándolas de lejos, a mirarlas de cerca, bajo nuestros pies. Nevado todo, el Pico del Lobo (2273 m, Sierra de Ayllón) no es un monte que deba medirse por la altura, al menos en invierno. Una montaña no es sólo el número de metros que te separa de su cima, del hito geodésico, sino el camino que te lleva a lograrlo. Ésta, concretamente, tiene un historial de vientos fuertes, nevadas y frío intensos, tanto, que Miguel decía no haber visto la cima nunca antes de estar a 10 m de ella. Pero esta vez no fue el caso y se nos regaló un día espléndido. 





Frío, pero sin una nube, ni niebla, ni ventisca. El camino no tiene ni un sólo punto de peligro ni esfuerzo máximo, sino que es un paseito por un bosque nevado que más parece de Laponia que de Guadalajara. Charlando amigablemente de estupideces varias, o no tan estupideces, o trivialidades, o no tanto. A fin de cuentas, el monte sirve para eso, para no decir nada relevante, o para decirlo todo. Estás en algo más grande que la individualidad, a quién le importa lo que digas. Así que mejor caminar con el único sonido del crujido de la nieve bajo tus botas.    

lunes, 10 de diciembre de 2012

Inteligencia Múltiple



Resulta que una niñita me ha descubierto una teoría sobre la inteligencia que me resulta más que interesante: Las Inteligencias Múltiples. Esto es que todos tenemos un conjunto de 8 tipos de inteligencia que están más o menos desarrolladas. Según cuál esté más desarrollada, seremos de una manera u otra, más inteligentes de un tipo o de otro. No cabe ya la expresión "ser inteligente", porque todos seremos inteligentes en alguno de los aspectos que forman los 8 tipos de Gardner: lingüística-verbal, lógica-matemática, espacial, musical, corporal cinestésica, interpersonal, intrapersonal y naturalista. Bien, así dicho, parece difícil entonces encontrarse la cantidad de subnormales que uno se encuentra a diario, lo que contradiría, lamentablemente, esta gran teoría.
Ahondando un poco en el significado de esta separación de inteligencias, de la posesión de todas ellas en mayor o menor medida, me cuesta pensar que un tipo como Messi sea inteligente porque sepa mover su cuerpo por donde otros no pueden. No es inteligente corporal cinestésico, es un lerdo que tiene el cerebro hueco y por eso puede correr dando patadas a un balón. Si fuera inteligente, tendría tantas cosas en la cabeza que no podría hacer nada de manera destacable. Es como una vaca mirando el tren. No puedo aceptar que todos seamos inteligentes, porque no es cierto. Tendremos habilidades o ciertos conocimientos no reglados, pero no inteligentes. Es quizá el punto flaco de este hombre, lo único que no me satisface. 
Por el contrario, sí tengo que decir que me gusta la manera en la que uno, como individuo, desarrolla una de sus capacidades por encima de las demás. Es la especialización a la que el mundo actual nos dirige, porque no podemos ser ya hombres renacentista, hombres sabios. Seremos sabios en aquello a lo que le dediquemos la mayor parte de nuestro tiempo, de nuestra concentración. Pero sólo podremos ser sabios en una cosa. Y eso suponiendo que tengamos de serie unas capacidades adquiridas por el mero hecho de ser hijos de nuestros padres. Así pues, el talento, eso tan deseado y que tan poquita gente tiene, ¿tiene sólo componente genético o se puede trabajar en ello? Supongo que cada uno opinará una cosa diferente, porque depende de la definición que se de a cada cosa. El talento es esa parte innata, adquirida por ser quién uno es. Pero el verdadero virtuosismo, el verdadero genio necesita más que talento. Necesita constancia, talento, capacidad, habilidad, destreza, imaginación, lógica y muchas más cosas. Un verdadero talento, hay que descubrirlo, encuadrarlo en una categoría y trabajar sobre ello desde pequeñitos. Y el resto, los comunes mortales, no somos más que una estrella más en el cosmos de la mediocridad. No es necesariamente malo: las estrellas que más brillan, son las que primero se apagan.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Regeneración



Dicen algunos estudios (a saber cuáles) que las células del corazón se renuevan a razón de entre un 1,5 y un 2 % anualmente. Esto plantea varias formas de calcular cada cuánto tienes un corazón nuevecito para ti solo.
En el caso de que se renueve el 1,5% anualmente pero que no se repitan las células a renovar, tendremos un corazón nuevecito en unos 66,6 años. Si fuera el 2% pero con la misma hipótesis, sería cada 50 años. Si, por el contrario, la renovación celular fuera aleatoria y pudiesen repetirse las células arregladas, puede que nunca tuviéramos un corazón completamente nuevo, sino hecho de retales, con partes muertas, decrépitas. Quizá parece una opción más realista. Lo cierto es que no tendríamos nunca un corazón nuevo, porque mientras unas células se renuevan, otras se desgastan. Como mucho podríamos decir que entre los 50 y los 66 tendremos un corazón totalmente diferente al de partida. Y eso ¿qué significa? En la madurez ¿volvemos a tener un corazón fuerte que bombea como cuando éramos chavales? Los sentimientos arraigados en las entrañas ¿se renuevan también permitiendo que podamos sentir de nuevo cosas que creíamos perdidas? ¿Son entonces los 50 la edad adecuada para divorciarse y buscar una jovenzuela que esté sincronizada con nuestro latir juvenil propio de un corazón menos gastado? ¿Es esta renovación corazonil la que hace que nos volvamos locos y acabemos madurando y asentando sentimientos? O por el contrario ¿nos volvemos más inestables al estar en continua renovación? Esto de saber que tu organismo se regenera y renueva de a poquito, me causa una gran incertidumbre. No sé si es bueno renovarlo, o peor. ¿Y si las células que se crean no guardan la memoria del músculo? ¿Y si las que llegan se han olvidado de acelerarse, o ralentizarse?  ¿Y si no responden a los estímulos habituales? Sinceramente creo que uno debería preocuparse por su corazón únicamente si se para...y para entonces, ya será demasiado tarde.

sábado, 1 de diciembre de 2012

¿He dicho brokenhearted?



No sé de dónde vendrá esa gilipollez que hasta yo digo de que el corazón se te rompe, cuando si fuera así, tendría un fácil arreglo: reposo, ibuprofeno y trombocid...Coño, es un músculo, y cuando se te rompe un músculo, o una fibra, se arregla con un fisio, pastillas y tirarse en el sofá (a quién quieras, eso no lo prescriben). Entonces, ¿qué es lo que se te rompe cuando dices que es el corazón? El alma no, porque muchos ni tienen, y si tienen, es intangible. Como la energía, ni se crea ni se destruye, se transforma. El cerebro tampoco porque si hay gente sin alma...sin cerebro ni te cuento. Se vería un caso de cada millones de personas. Y en realidad todos hemos estado "brokenhearted" pero no te echas la mano al pecho cuando te pasa, ni tienes un moratón, ni se localiza en una zona física concreta. Basta de chorradas, la palabra corazón ya es suficientemente cursi como para encima decir que se te rompe...Estás jodido y punto.

Adiós Muñeca



Si no te anima una secuencia Badlands-Because the Night es que estás muy jodido, Marlowe...

Así podría empezar una nueva novela de Raymond Chandler, pero escrita por mí. Del estilo a "todo el mundo duerme en la LA, menos Marlowe". Todo el mundo menos él. O menos yo, si fuera duro como un detective privado y no de humo como la niebla del amanecer.

Ya me rompo yo nena, porque si te rompes tú
no hay noche que pueda consolarme
ni manera de pegar tus trocitos para dejarte igual.
No llores tú otra vez, que ya lloro yo por ti /
tengo callo en los ojos, y mis mejillas están ajadas
y enrojecidas por los años; las tuyas aún puras.
No hace falta que te vayas, que ya me escapo yo
de este mundo que nos agrede sin compasión.
Ya te cubro yo, como un caracol en su caparazón
agrietado y seco, porque mi casa es tu casa
y ya perdí hace mucho lo último que me quedaba.
Sin encontrar cobijo en mis propias sábanas,
qué más da dónde me esconda o quién /
seguirás faltándome cuando me dé la vuelta


Y así acaba otro día para el tipo duro que fui. Ojalá un día sepa dónde lo dejé...en qué parte del camino se extravió. Dónde perdí la esencia de lo que me mantuvo vivo...

lunes, 26 de noviembre de 2012

Casablanca, 70 años



Hoy hace 70 años que Bogart, cumpliendo la frase de Philip Marlowe, se hacía el tipo duro fruto de la sensibilidad más extrema, pues el héroe siempre pierde: "Si no fuera duro, no estaría vivo; si no fuera capaz de ser tierno, no merecería estar vivo". Así Rick, se hunde "as time goes by", y ella con esa cara de pan sin sal (sí, soy de Bacall, no de la Bergman) derrama una lágrima de cocodrilo más falsa que las transparencias de París. Hay que hacerse el héroe a veces, porque antes digno que arrastrado. Porque uno no tiene límite para su imbecilidad. Y además, quién coño iba a fiarse de Ilsa, que ya le había abandonado una vez sin ninguna explicación. Joder Rick, tienes un café de moda, un pianista cojonudo y un amigo poli corrupto. Tienes a todas las chicas que quieras, no te vayas con la sosa ésa, déjasela al Lazslo, que entre reunión y reunión, no le hace ni caso: "I love you very much" dice el tío...pero ni un beso se dan. Otra historia en la que ella se va con el que se tiene que ir, no con el que quiere irse. Otra historia real, de a pie, en las que te sientes un Bogart en un aeropuerto a medianoche, mientras ella no mira atrás.

domingo, 25 de noviembre de 2012

My Blueberry Nights



"Quería que me dejara ir, y ahora que lo ha hecho,
me duele más que cualquier otra cosa en el mundo"

Esto lo dice Rachel Weisz, pero puede aplicarse a cualquier mujer sobre la faz de la Tierra, a cualquiera de esas mujeres que dejan escapar algo que creen que no quieren, pero que ansían por encima de otras cosas. Quizá es la tónica habitual, o quizá, sólo es mi tónica habitual. Dejar huella no es lo que uno ansía. Sólo deja huella lo que ha pasado, como las olas del mar, el río que baja de la montaña o las cicatrices que uno guarda.
Puedo ver películas como "In the mood for love", "2046", "Bin Jip" o cualquiera china, coreana o similar. Puedo verlas sabiendo la realidad intrínseca en todas ellas. Ocultas tras un drama, las historias dejan siempre la misma pregunta: ¿está el hombre preparado realmente para amar? ¿Es capaz de soportar las miradas insinuantes, y el silencio posterior, la nada de muchas veces con el todo de unas pocas? ¿Cuántas veces puedes ver alejarse a la chica sin que mire atrás, sin que parezca recordar tu último beso?
No, no estamos preparados. La soledad es más llevadera porque la onda que dibuja es plana, sin crestas ni valles. Sin los buenos momentos despertándote a su lado, ni los malos con toda la cama para ti.
Puedo ver "My Blueberry Nights" sin creerme el final feliz, mientras durante cada historia que relata, hay una tristeza cada vez más grande, más profunda y arraigada. Un beso al final, no arregla el cúmulo de sinsabores más allá de ese instante. Será porque en américa están mal vistos los finales tristes, y en china tienden al hiperrealismo. Será que Wong Kar Wai se ha vuelto blando, o quizá cree que ha encontrado lo que sus Gong Li o Zhang Ziyi no consiguieron dar a Tony Leung y tantos otros. Quizá es porque Jude Law no admite un final triste por contrato. Pero las historias reales, las de los anónimos que tenemos un corazón que se rompe una y mil veces, no pasan por el filtro de jolibud, no tenemos una versión previa que revisar. Regalamos los latidos que no tienen vuelta atrás, esa sangre que cuando regresa, ya no es la misma, ni te deja ser igual. La gente de a pie, sabe que el final es ver a Tony Leung apoyado en una farola bajo la lluvia viendo como Maggie Cheung desaparece en la oscuridad de un callejón. Lo de Jude Law en el bar, besando a Norah Jones, sólo ocurre en las películas. Aquí, ella, nunca vuelve.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Rarezas de madrugada



Estoy hecho de las lágrimas que derramo
y de las huellas que se borran tras de mí.
Y de un corazón que no latía
que explota ahora, que se atropella
en un pecho que lo creyó muerto.

Como la lluvia tras mi ventana,
como las hojas que se caen para ser pisadas,
estoy hecho de lo que se marchita, nena,
así que podemos derramarnos, sin miedo,
hechos un nudo...
y esperar así que el mundo acabe. 
Tú, te marchitas más despacio, pero
A quién le importa ahora el tiempo
si se para entre tus brazos.




viernes, 23 de noviembre de 2012

El Planeta errante




Resulta que ya hay evidencias en nuestro Universo de cuerpos planetarios errantes y perdidos en la inmensidad, sin nada en torno a lo que orbitar, sin una referencia que seguir, sin un ciclo que completar. Lo peor de esta soledad es que encima parece que el hombre forma parte de un grupo de estrellas jóvenes que se llama AB Doradus. El típico caso del timidín que no encaja en un grupo animado. Nuestro pobre planeta está buscando desesperadamente una estrella para poder dar vueltas en torno a ella, enseñarle sus equilibrios físicos, dar un sentido a su vida, gris de por si. Por si no fuera poco, este tipo de cuerpos planetarios errantes, lo son porque han sido supuestamente expulsados de su sistema. 

¿Hay algo más triste que ser una excepción en la unidad giratoria del Universo? Deambular perdido, con la cabeza gacha (esto da igual, es una cuasiesfera, no se nota si está agachado...) sabiendo que no te querían donde estabas. ¿hay probelmas de adaptación incluso en cuerpos planetarios? ¿Necesitan una supernanny espacial?

Si lo que creemos seguro en el Universo, que todo está ligado a algo, se rompe en pedazos en nuestros ojos, ¿cómo va un ser humilde e infinitesimal vivir en paz si sabe que puede quedar desligado sin más de todo lo que le une? No sé si tengo miedo a errar en busca de mi estrella de referencia o a ser un corpúsculo que además de perdido, encima es difícil de ver...y que a nadie le importe.

martes, 13 de noviembre de 2012

Radiación de fondo



Si perdemos la perspectiva de lo que deseamos, nos volvemos como una onda que no encuentra su partícula, perdidos en un espacio con tantas dimensiones que no es posible ubicarnos. Viajamos a velocidades relativistas (esto no es que dependa de según se mire, sino que es casi la de la luz) dejando atrás nuestra partícula, la que nos confiere entidad material, la que nos hace ser reales, plausibles para no ser más que un rastro que se apaga en el vacío. Quizá, como la radiación de fondo, dentro de muchos años, alguien perciba ese pequeño destello que un día emitimos y que ya no servirá siquiera para saber qué fuimos, ni por qué nos extinguimos. 

lunes, 12 de noviembre de 2012

Piensas...luego eres imbécil




Alguna vez he comentado la relación directa entre las matemáticas y la toma de decisiones de las personas. Es fácil: uno aplica el método científico para llegar a una conclusión, para lo que se basa en ciertas premisas que pasan por un filtro “matemático”, lógico, con sentido. Mientras la función cerebral siga su curso, no hay incertidumbre, ni miedo, ni vacío. Ni desequilibrio. Si confiamos en las matemáticas, podremos llegar a conclusiones válidas para cualquier supuesto de una manera que no perjudique demasiado nuestro quehacer diario. Y todas las decisiones se toman así, a pesar de que unos cerebros están más predispuestos al caos, a la aleatoriedad nada aleatoria, que otros. El mío, es matemáticamente exacto. Ni leyes de probabilidad, ni caos ni leches. Vivía en una estabilidad razonable, con un nivel de incertidumbre bajo mínimos. Algo como: ¿podré comprarme la Multistrada 1200 este año? ¿Podré cambiar mi Mini Cooper por un Cooper S Cabrio? ¿Pillaré algún día? Lo típico. Si metías estas variables de incertidumbre en mis ecuaciones, no me sacaban mucho de mi área de confort. Y sí, hablo en pasado. ¿Por qué estoy ahora fuera del área de confort, no como, no duermo y el corazón se me va a salir un día del pecho? ¿Se puede explicar lógicamente el jamacuco que me va a dar el día menos pensado? De repente tengo una sensación de angustia fruto de que mis ecuaciones no explican qué me pasa. Mis procesos mentales, antaño sólidos, ahora se deshacen como una nube de verano. Se incorpora un elemento nuevo a las variables que las hace a todas caóticas. ¿Tanto poder tiene una única variable? La angustia no es si le gustaré a una concreta, o si me gustará de verdad o no. No es cuestión del futuro, ni del presente. Es sólo cuestión de que mis parámetros no estaban preparados para calcular algo incierto. Necesito un resultado al final del proceso, no una incógnita. Me faltan ecuaciones para el sistema, eso parece estar claro, pero ¿cuáles son? Es como cuando Antonio, mamón donde los haya, nos puso ese año el problemita más horrible jamás pensado: calcula las ecuaciones de movimiento (en coordenadas generalizadas) de una peonza que gira sobre un carro del que un cabroncete tira con velocidad lineal constante.  Cuando le pregunté un año después cómo se hacía me dijo: tranquilo amigo, no te lo voy a poner nunca más. Mi situación, es tal cuál: doy vueltas sobre un carro que también se mueve, y nadie sabe decirme cómo me muevo, ni hacia dónde. Y si pregunto al profesor me dirá que no importa porque ni él mismo tiene ni puta idea. La solución igual pasa por mirar otro problema y volver a hacer cálculos normales. O no. O qué se yo. Igual la entropía hace que mi cerebro sea también un sistema a desordenar. Joder, no falla nunca la puta Termodinámica…

martes, 6 de noviembre de 2012

De los viajes y sus gentes





Pensar que la gente es buena por naturaleza puede ser un error de principiante en el mundo, o la comprobación empírica de que así puede ser a veces. Acostumbrado a ir por el mundo y encontrarte gilipollas auténticos en muchos sitios, la calma que uno siente al ver alguien que no te mira por encima, sino que te ayuda sin esperar nada a cambio, es reconfortante. Son gestos nimios como regalarte el autobús porque Noruega es un país muy caro, o regalarte un paquete de pan porque no sabe si está malo como el resto que el hombre de la tienda tuvo que tirar. Huelga decir que para que te inviten al autobús en Bodo, has tenido que llegar allí con un mínimo de 2 aviones y algún que otro transporte, con lo que se supone la capacidad económica de pagar el autobús urbano. Luego realmente no lo hace porque te ve cara de paleto español que no tiene un duro, sino porque en un autobús vacío que sale de un aeropuerto vacío, le reconforta más ayudar al único extranjero en varios km a la redonda para que podamos tener la imagen de esta gente que merecen. Puede que no tengan bares y sean aburridos por naturaleza, como los suizos, pero no se puede negar que son civilizados y educados, respetuosos con el que se molesta en ver su pueblo frío rodeado por un mar bravo y unas montañas blancas y verticales. No es fácil llegar allí en invierno, ni desplazarte, así que está bien un poco de humanidad. No se trata de buscar la tierra prometida como Springsteen, ni siquiera uno espera nada de la gente que se encuentra. Quizá por eso es tan agradable. Yo viajo con una sonrisa siempre puesta, pero no espero encontrar lo mismo. Cada uno tiene su manera de ver al viajero en su pueblo: con recelo muchos, fruto quizá de las ganas de salir de ahí, por lo que no entienden por qué tú pierdes tiempo en ir; con amabilidad otros que agradecen que alguien mire el mapa y sepa dónde están; y los indiferentes, total, su vida no va a cambiar un ápice por tu visita. Noruega es un país rico, tiene petróleo (y pescado seco, una inmundicia como otra cualquiera), así que no necesita que vayamos a gastarnos nuestros euros en su corona. Precisamente por eso los gestos de amabilidad son más naturales, ya que tu dinero no les vale para nada. Uno entiende la amabilidad de los camareros norteamericanos, las gracias de los buscavidas cubanos y lo pesados que son los marroquíes para venderte cualquier cosa en cualquier lugar. Gente que necesita tu dinero porque sin él, no comen. Esa amabilidad está falseada, no es limpia. Nunca sabes si es una máscara que se ponen por la mañana y se quitan hastiados como un payaso triste que se quita la nariz roja al final de un duro día de no hacer reír a nadie.
Pero un tipo que te cobra 12 € por una cerveza de 0.6L en un bar lleno de trastos antiguos en el techo, bien decorado, en el barrio pijo de Oslo entre un pueblo menos llano de lo habitual, ése no necesita ser amable. No espera propinas. Si te sonríen, es porque son así, sin esperar nada por tu parte. Supongo que vivir en un país rodeado de tanta belleza natural, tan salvaje y despiadada, tan fría e inhóspita, hace que la gente se sienta parte de algo más que un país, o una zona. Levantarse cada mañana y ver las islas heladas en un mar azul intenso casi negro, auroras boreales en su larga noche ártica, y sentirse a parte del mundo civilizado debe curtir de una manera especial, debe hacerte amable. Yo no podría más que sonreír si abriera mi ventana cada gélida mañana para contemplar la maravilla de islas, montañas, hielo y cielo…mucho cielo sobre mí. Y nadie que me estorbe para disfrutarlo.

lunes, 5 de noviembre de 2012

De nuevo, la vuelta





Hace tiempo que los viajes son para mí la razón principal para aguantar en un trabajo que me hastía y aliena, que me convierte en la persona que ni soy ni quiero ser. La monotonía del 95% de mi vida alimenta el 5% restante. Así pues, huir de la civilización tiene más sentido, con lo que no quiero huir de una para caer en otra. Ciudades, comodidades, civilización...ya tengo de eso a diario. Buscar la esencia de una persona es más natural que civilizado, más interior que exterior. Mis objetivos, para saber qué tipo de persona quiero ser no pueden pasar nunca por un museo, un trozo de asfalto o un edificio concreto. Pasan por una montaña, un lago, una isla remota, un fenómeno astronómico, un viaje largo en muchos medios de transporte. Pasan por hablar con la gente, con respirar el aire que me rodea y cerrar los ojos al cosmos. Pasan por abrirlos y sentir que soy pequeño, nimio, irrelevante. Disfrutar con un viaje en barco horrible, andar de madrugada por un sitio helado, subir un pico presa del miedo más atroz, disfrutar acojonado en la cima, y bajar a por una cerveza. Todo reside en las emociones. Los paisajes no se ven, se miran con los ojos cerrados, se escuchan.




Los viajes no consisten sólo ver sitios y devorar historias; consisten en hacer tú mismo tus historias. Para mí es algo personal, verme reflejado en lo que hago y lo que veo, vencer los miedos, e imbuirme de lo que me rodea. Si uno viaja y no siente nada, es que no ha planificado bien la ruta. Si tan sólo puedes decir que has estado o has visto tal cosa, entonces, has tirado el dinero. Las casi 4h de barco, tumbado en la cubierta con Javi, disfrutando como niños en la orilla del mar jugando con las olas, viendo cómo aparecían las mágicas luces polares, cómo se extendían y desaparecían...son impagables. Cuatro horas mirando el cielo, tan lejano, al lado de un amigo, en un sitio recóndito, con un frío que corta la respiración...cuatro horas para recordar que la vida está hecha para esos momentos. ¿Te has gastado mucho dinero? Me preguntarán algunos...Amigos, fuera de un burdel, las emociones no se miden en dinero.




Ferry Boreal




Hay experiencias que deben ser vividas alguna vez para saber qué sentimientos te invaden. Hoy sábado vivimos una que no nos hacía ni pizca de gracia: coger un barco que atravesaría un mar complicadillo durante casi 4h. La incertidumbre primera era saber si habría barco, y la segunda, si aguantaríamos el viaje. La primera se despejó pronto, pues a las 6.30 de la mañana llegamos al puerto de Moskenes y allí estaba el susodicho. La segunda empezó a acojonarnos cuando nada más subir, un tipo nos da dos bolsas para vomitar a cada uno. Si el día antes no nos dieron nada y se movía la leche el barco...¿qué iba a pasar hoy? Mentiría si dijera que nuestros dos amigos franchutes y nosotros no nos hicimos caquita en ese momento. Menos mal que somos gente de recursos y sabiamente nos tumbamos cada uno en una fila de tres asientos a lo largo del eje del barco. Así los bamboleos se pasarían mejor. Y vaya si acertamos. Hubo momentos en que el barco se movía tanto que se caían cosas, ni siquiera abrían la cafetería. Yo notaba los pies por encima de mi cabeza y luego parecía que me ponía de pie...era muy raro así que me incorporé para ver la ventana...maaaal hecho. Eso no era movimiento...si llegamos a estar fuera nos vamos al agua fijo. Llegué a pensar que vendrían a buscarnos con chalecos salvavidas...vaya tela. Afortunadamente todo pasó y pudimos disfrutar un rato arriba haciendo fotos antes de llegar. A todas luces, merecía la pena. No vomitamos, así que nos sentimos muuy orgullosos. La cosa pintaba fea.




Y en cuanto a las auroras, tuvimos suerte también: el óvalo engordaba y cambiaba a color rojo (buena señal) y cuando estaba sobre nosotros, tenía bastante actividad. Se hicieron esperar, pero no nos defraudó el espectáculo: varias auroras cambiantes, serpenteantes, que se abrían en filamentos. Y, lo mejor de todo: pudimos sacar fotos. Aquí una pequeña muestra de este largo día, con final feliz. La suerte sólo favorece a quienes la buscan y se arriesgan. Ahora que soy vividor-explorador, tendré que buscar suerte allá donde me lleven los viajes...