jueves, 24 de mayo de 2012

Carretera



Circulo por carreteras sinuosas surcando el espacio como si ya no importase el tiempo. Introspección que no altera ni el ruido atronador de los tubos de escape, que rugen cuando giras la muñeca. Árboles, plantas varias, sol y sombra. Sólo estás tú, huyendo incluso de ti mismo, escapando de tu propia mente. A veces, eres un cuerpo que se inclina a toda velocidad, esperando encontrar una nueva curva más adelante que haga que no pienses en nada más que en tomarla. Un cuerpo, sin más, que transcurre por el asfalto como un río desgasta las piedras por las que se cuela. Luego uno se baja de la moto y se vuelve anodino, un punto más en un cuadro de Seurat.

martes, 8 de mayo de 2012

Cuestión de modales


Uno se esfuerza en el día a día por ser una persona refinada, con ciertos modales que consiga diferenciarlo del resto. La americana no se quita a la hora de comer, siempre puesta. Abierta sentado, abotonada al estar en pie. Si tiene 3 botones: el de arriba es opcional, el del medio obligatorio,el último, prohibido. Si tiene dos, primero sí, último no. Sencillo. Las rayas no se mezclan con lunares ni cuadros. Cada cosa con lo suyo. Los zapatos de vestir, son clásicos, nada de horteradas de punta cuadrada, ni se usan de ante o materiales del estilo. Ni que decir tiene que los calcetines blancos NO PEGAN CON TODO. Ni para hacer deporte. El chándal, no sirve para ir a hacer la compra ni para ir a lavar el coche. Es una prenda deportiva. Sin más. No sirve para llevar a los niños al colegio, ni combinan con tacones. Las camisas de manga corta son chonis, sí, y con corbata deberían estar penadas por la ley. Te pones manga larga, y si tienes calor, les das dos vueltas. Ni una ni tres, dos. Cuando llegas a casa, no te pones un chándal, y menos si no piensas quitarte la camisa. Todo el día pendiente de las cosas que mucha gente no cuida pero que te diferencian. Ser elegante puede resultarte importante o no, pero al menos, basta con que no seas un macarra y un hortera. Si te obligan a llevar traje a trabajar, no tengo por qué ir bien vestido y tú hecho un asqueroso. Para eso vengo en vaqueros, que seguiré yendo mejor. Cuando sales a comer por ahí, la pasta se corta para no ser como "La Dama y el Vagabundo" y acabar pringado y sorbiendo como un chino ante un cuenco de sopa. La mano izquierda siempre encima de la mesa, aunque no la uses. No se come con la boca abierta, ni coges el mendrugo de pan entero y vas untando y mordiéndolo. Se coge y se parte el trozo que necesitas. No se empuja con el dedo, ni se persigue la comida por todo el plato hasta que consigues pescarla. Para eso está el pan, coño, o cualquier otro cubierto. Las gambas, se comen con cuchillo y tenedor. Sí, se pelan con cubiertos. Igual que la fruta, las hamburguesas o la pizza. No hay por qué ir con las manos oliendo a comida todo el día. Lo que más me inquieta de todo esto, es que todo se desmorona con un alimento en particular. Ahí no hay elegancia, ni modales que sean suficientes. He aquí mi pregunta...¿por qué me como las palomitas a puñados, dejando que la mitad se caigan por toda la ropa, el sofá o la butaca del cine? ¿Qué clase de instinto bajo y sucio despiertan las palomitas para comerlas como un auténtico cerdo? Llevo pensándolo desde el sábado, que puse el sofá perdido. Ayer en el cine, no pude reprimirlo. Parecía Triki en la fábrica de chiquilín. Como en un concurso de comer perritos. Al menos me consuela una cosa: las palomitas no llevan salsa, y soy un cerdo, sí, pero bien limpito. Te sacudes la ropa, y hasta pareces normal.