jueves, 17 de noviembre de 2011

Una forma, sin nada dentro




Era un hombre de campo que resistía el frío y ahora,
Una caja de cartón, incapaz de proteger las copas de cristal de bohemia.
Y Ya no queda un solo trozo reconocible.
Soy un hombre de aire y de escombros.
Soy, más que nunca, de polvo, como las estrellas.
De nada. Resto de una supernova.
De cuerpo presente, que sólo es continente,
Vago por el cosmos, que me ve como un extraño.
Era un hombre de campo por fuera, con un corazón marchito
Al que en este otoño, se le caen las hojas una a una,
a tus pies, y nadie las aparta para no romperlas.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Un hombre rudo


Un hombre de montaña, de aire limpio
Y crestas afiladas. De silencio.
Un hombre que saca la fuerza de los ríos
Que se rompen contra piedras ya redondeadas.
De gritos en mitad de la nada.
Un hombre que toca la hierba y siente las pisadas,
Que siente lo que no se siente, lo que no se huele.
Un hombre dosificado, con remordimientos,
Que mira el horizonte y se oscurece,
Que mira hacia atrás y tampoco encuentra su cabaña.
Un hombre en la cima de una montaña
Que llora como un niño mientras desciende.
Que resiste los vientos y tormentas
Y cruza aguas gélidas con los pies desnudos.
Un hombre que frente a ti, se rompe en tantos pedazos
Que no puede recomponerse. Ni marcharse.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Todos chinos



Parece extendida la opinión de que en unos cuantos años, todos seremos chinos. A mí me sorprende más la sorpresa de muchos antes esta cuestión, pero es algo que cabe esperar en un país como el nuestro. "De camarero no quiero trabajar porque es poco para mí, que lo haga un panchito" es una frase extendida, pero a pesar de haber 5 millones de parados (o los que haya, que no los he contado), el deporte nacional es mirar cómo avanzan las obras y, sobre todo, quejarse sin mover un dedo. Yo el primero. Sin embargo, los chinos han entendido el funcionamiento del mundo: si trabajo, tengo dinero; si tengo dinero, puedo hacer lo que me dé la gana. Ellos deambulan por nuestras calles, porque ya, son sus calles. Trabajan, no se quejan y guardan sin invertir en ladrillos, acciones o estupideces varias. Tienen las tiendas de ropa, antes al por mayor, repartidas por toda la calle Fuencarral, ni que decir tienen los todo a 100 (o a 0,6€) o la comida a domicilio. También las tiendas de ultramarinos que había en los barrios. Todos son chinos. Y a este ritmo, si no aprendemos algo de ellos...seremos chinos todos. Pero los chinos tontos, que ellos ya son los listos.

Nuestro Monstrue interior



Todos tenemos un "monstrue" interior. Unos, hacen del terror, humor, aunque eso no sea muy sencillo salvo para el humor negro español. Otros, se pasean impunes por el congreso ocultando su lado bueno, siendo, directamente el monstrue que llevan dentro, y fuera. Otros, tienen un monstrue personal que se come su alma como si fueran galletas ligeras. Yo no he encontrado el mío, porque me huye, pero sí el de mi lavadora: se come los calcetines ejecutivos. Y sólo esos. Será que es de pies finos. Mientras busco y encuentro el mío, me leo el de los demás:

Monstrue 11/11

viernes, 11 de noviembre de 2011

Cartas que no se envían



Una carta, es un recipiente, pero es una declaración de intenciones. Contiene palabras, como recipiente, y sólo las que no te atreves a decir de otra manera, como declaración. En un mundo tecnológico, la carta, aún en otros formatos menos clásicos, está desapareciendo. Es algo del pasado. Quizá por eso sirva como último recurso para hablar de lo que tuviste, de lo que añoras. Quizá por eso no deban enviarse, pues no sería más que esperar algo del futuro...y eso, amigo, no es para una carta. Mejor se guarda en el fondo de un cajón con muchos cachivaches, para ser abierta por tu "yo" futuro, como dice Ted Mosby, y así recordar por qué lo que añoras, no tiene sentido. Ahí al fondo, olvidada, llevándose a lo oscuro el torrente de cosas de ésas que no se olvidan.
Ahora que, por diversos motivos, unos y otros escribimos cartas sobre pesadumbres similares, nos convencemos de la imposibilidad de mandarlas. Uno, porque en el fondo no quiere. Otro, porque quiere, pero no puede hacerlo. Así, sus vidas seguirán como hasta ahora, escondiendo una parte, porque el silencio, es mi autodefensa (B.J.)

martes, 8 de noviembre de 2011

The River



Now those memories come back to haunt me 
they haunt me like a curse 
Is a dream a lie if it don't come true 
Or is it something worse 
that sends me down to the river 




Algo tiene el Otoño, que marchita las hojas...

domingo, 6 de noviembre de 2011

Sin mesura


Nos movemos entre un mundo en el que todo puede medirse, y un universo a parte en el que las emociones están totalmente al margen de unidades y medidas. Al margen de referencias objetivas. Cómo mides la angustia ante el vacío que tienes delante, o el dolor de lo que dejaste atrás. Cómo mides las dudas, y la inseguridad / la incertidumbre. Los recuerdos, los anhelos. Las lágrimas. Cómo mides la pena por saber que lo único que nos separa, sí es medible...e infinito.