miércoles, 16 de noviembre de 2011

Un hombre rudo


Un hombre de montaña, de aire limpio
Y crestas afiladas. De silencio.
Un hombre que saca la fuerza de los ríos
Que se rompen contra piedras ya redondeadas.
De gritos en mitad de la nada.
Un hombre que toca la hierba y siente las pisadas,
Que siente lo que no se siente, lo que no se huele.
Un hombre dosificado, con remordimientos,
Que mira el horizonte y se oscurece,
Que mira hacia atrás y tampoco encuentra su cabaña.
Un hombre en la cima de una montaña
Que llora como un niño mientras desciende.
Que resiste los vientos y tormentas
Y cruza aguas gélidas con los pies desnudos.
Un hombre que frente a ti, se rompe en tantos pedazos
Que no puede recomponerse. Ni marcharse.

4 comentarios:

  1. chulo! describe mucho de lo que me cuentas sobre la montaña, ¿te inspiraste también en el artículo sobre carlos soria?

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  2. está dedicado a los perros, que le quieren más de lo que le gusta comparar... :P

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