domingo, 30 de octubre de 2011

Los robots olvidados



Ahora que ha muerto el creador del término inteligencia Artificial, podemos sacar a la palestra conceptos olvidados del supuesto avance tecnológico que iba a ser en nuestros días. Hace unas décadas, se imaginaba el futuro para los años que ahora vivimos, y todo se imaginaba en ese tono de películas de ciencia ficción: coches sin ruedas, naves espaciales por todos lados, todo con botones y automatismos varios y, la clave, robots. Robots a los que se les dotara de una capacidad para tomar decisiones y tener opinión, sentimientos. Robots que estuvieran a nuestro servicio y nunca pudieran estar en nuestra contra. Para que un robot pudiera tomar decisiones sin estar basadas en patrones programados sino en la experiencia que podían adquirir. La manera era dotarles de una especie de cerebro, de conciencia: la Inteligencia Artificial. Aunque resulta paradójico que humanos, tan a menudo carentes de toda inteligencia natural, sean capaces de crear una estructura inteligente para un cacharro inerte. Los robots, planteaban a la humanidad un grave problema, que residía en el miedo a ser atacado por ellos, a que se revelasen y acabasen con las personas. Otro invento surgió entonces fruto del gran escritor y científico Isaac Asimov: la Robótica. Esto es, aquello que estudia los robots, su comportamiento. Y la contribución más importante fue la formulación de las 3 leyes de la Robótica, por las que las personas podían sentirse a salvo. Son:
1. Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la Primera Ley.
3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección                                                     no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.

A pesar de ello, siempre surgieron diferencias y dudas pues, a fin de cuentas, las máquinas estaban creadas por seres humanos, máximo ejemplo de imperfección y maldad. ¿Hasta qué punto puede un hombre crear una máquina inteligente perfecta, despojada de la maldad propia de nuestra condición? ¿Bastan las leyes de la robótica para estar a salvo de nuestras propias creaciones? Según Asimov, el cerebro positrónico (un positrón es una partícula elemental igual que el electrón pero con carga positiva) de los robots era lo adecuado. No podían violar las leyes porque estaban implementadas en su código, como un gen en nosotros. Por otro lado, los robots, como máquinas, tienen un botón de apagado. Pero ¿hasta qué punto un humano está legitimado a apagar a un robot, máquina con consciencia, sentimientos, que tiene la capacidad de amar y cuidar? ¿No debería pues existir una ley que defienda a los robots de los humanos? Son máquinas que no sólo piensan, sino que tienen un "gen" que les impide dañarnos y que les obliga a dar su vida si algo nos pudiera ocurrir. Son una especie de guardianes, de ángeles protectores, no sólo sirvientes. Deberían estar protegidos de nuestras envidias y maldades, ya que seguro que al final, nos sentiríamos inferiores a ellos, y quedarían relegados al olvido en un rincón del garaje. En cualquier caso, la realidad nos devuelve al duro pasado tecnológico, pues nuestros coches siguen teniendo ruedas (y caras), no tenemos naves porque además son muy caras, y el único robot que manejamos es la Thermomix. Y dista mucho de ser un elemento inteligente, porque sin el librito de recetas, no consigues ni ponerla en marcha. Lo curioso, es que esas tres leyes de Asimov, tan presentes en libros y películas (Yo, Robot es un ejemplo de relato de Asimov convertido en película), siguen siendo totalmente vigentes, ya que aún nadie ha sido capaz de construir una máquina lo suficientemente avanzada que las necesite y las ponga en duda. Por tanto, seguimos siendo los únicos seres inteligentes conocidos, algo que no debería dejarnos tranquilos.

La versión bonita:
http://ulises26.blogspot.com/2011/10/ay.html

4 comentarios:

  1. En el cine tienes ahora EVA, la estrenaron el viernes y esta muy bien. Se saltan las leyes de tu amigo Asimov para crear robots libres, y se "endulza" la función de apagado.

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  2. Que el día que escribes sobre las leyes de la robótica de Asimov vengas de soñar con enésimos disgustos sentimentales sugiere otro enfoque: la inteligencia artificial como una que reside dentro de ti, de noche, una que, libre de la consciencia, tiene sus propias 3 leyes, y al contrario que las robóticas, las tres pueden buscar aniquilarte.
    Ejemplo: te vas a dormir con paz y ¿cómo te levantas? hecho polvo :P

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  3. Estitxu...mmm, veré esa peli. Pero violar las leyes de Asimov me parece un sacrilegio...que yo he crecido con eso :)

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  4. Como casi siempre, JP, la música tiene una respuesta mejor que la mía:
    "Up and down that's how energy stays alive
    And I wouldn't have it any other way"
    Seguro que EA está conmigo tb :P

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