Ello - Yo - SuperYo -...¿AntiYo?

Las contraposiciones que se presentan en nuestro Universo, no distan mucho de las que, por ser parte de él, nos afectan en nuestro devenir. Así, siempre hemos supuesto que nosotros, por demostraciones varias, somos la materia, el Universo…lo normal, mientras que lo que desconocemos, es la antimateria, el antiUniverso…lo paranormal. Las reacciones, decisiones, los pensamientos, las acciones o los caminos que elegimos, son nuestra parte normal, habitual, material; mientras que lo que nos dicen, u otros hacen, o aquello que nos rodea y que no entendemos, forma parte de lo antimaterial, desconocido y anormal. Sería el antiUniverso, con sus propias leyes, tan alejadas de las nuestras.

Así, en el fondo, cuando uno se siente perdido, y no encuentra un camino claro, el de los demás le resulta ajeno también, o, al menos, no sabe cómo dar unos pasos similares, podemos decir que pertenecemos a ese antiUniverso, y no seríamos pues materia, sino antimateria. La vida, que tan desconcertante es a veces, plagada de crestas y valles, sinusoidal, no debe ser tomada como parte conocida, ni material. Se ha demostrado que estamos hechos de protones y electrones, de muchas cosas, materiales todas. Pero la parte cerebral, el inconsciente, los sentimientos, los principios…esa parte de nosotros nada plausible, debe estar formada por antipartículas, haciéndonos ser antimateria, con coraza material. Entre ambas partes, vacío, campos magnéticos que impidan el contacto que nos destruiría. El cuerpo, un soporte material vinculado al flujo energético de la antimateria que contiene. Contradicciones.

Podemos hacer mil teorías acerca del funcionamiento del cerebro, cuya función conocemos realmente en un porcentaje mínimo. Y nunca conseguiremos nada, mientras no sepamos claramente su naturaleza. Si buscamos en él con aparatos, conceptos, teorías y prejuicios materiales, nunca sabremos por qué nuestras neuronas antimateriales son más poderosas que las células materiales de nuestra piel, de nuestro corazón, de nuestro yo. Quizá, empleando la Física de partículas aplicada a las antipartículas, podamos pues saber qué hacer, qué decir, o qué camino escoger. Sólo sabiendo mi antiYo, podré saber quién soy o qué puedo ser. Por eso no creo en el psicoanálisis. Freud se olvidó esta pequeña parte de nosotros:

El Ello; el Yo; el SuperYo…y el AntiYo…

Uno, tan alejado de la realidad en la que creía vivir, se sumerge en la antirrealidad que le rodea. Y así, sin más, se echa a dormir. Fase anti-REM: ojos cerrados con el cerebro despierto. El AntiYo no duerme, anhela, confinado, en un mundo que no le comprende. Y eso, es recíproco.

En versión culta:

http://ulises26.blogspot.com/2011/06/cuadernos-fieles-y-mutuos.html