martes, 31 de enero de 2012

Y si no estamos solos


Quizá en una dimensión no tan paralela,
Y en una ciudad parecida a ésta, más oscura,
En la que los árboles estén en medio de la corriente
Y el agua arrastre almas y silencios,
El dolor sea habitual como una risa en la otra,
Y la fe no sea sino algo que quedó escrito.
Nosotros, acostumbrados, no perderíamos más noches
Escuchando un “the way I belong to you” de más
                O de menos.
Las lágrimas estarían sobrevaloradas, en deshuso,
Y nosotros, personajes de Houellebecq, perdidos,
Tan solos que nuestra sangre fluye por pura inercia,
Tan vacíos, tan traslúcidos. Sin alma. O sólo con ella.
Un mundo en el que escuchar “The River” sea inocuo,
Música de fondo, como la oculta "The Way",
Cazando un suspiro que podría ser el último.
Quién sabe distinguir un Universo de otro,
Si somos materia o antimateria, lágrimas o antilágrimas.
Destruyéndonos al tocarnos la mano,
Con una conciencia sin ciencia, iletrada,
Que ya no forma parte del todo. Ni de la nada.
Una anomalía.

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