martes, 10 de diciembre de 2013

Reencuentros



La melancolía no es un estado. Es la ausencia de otro estado mejor. Con rotundidad afirmo que un nostálgico es un tipo que no tiene nada más que hacer en ese momento que torturarse con ese olor que dejó al acercase mientras estabas sentado en la ventana. Con ese vagabundo de fondo que permanece de banda sonora de la tragedia de egos y miedos que se sobrevino. Con esa copa arrebatada de la mano no sin esfuerzo. En el espacio que ocuparon imágenes distorsionados de la realidad, formas acompasadas con los ojos cerrados, suspiros y gemidos, sólo quedan la trompeta y el olor. Dame mi iPhone, un tocadiscos o un ordenador y media hora. Soy un maestro de la melancolía. 

Al entrar en esa casa, no pude más que dejar las zapatillas en la puerta. Ya no es higiene, ni molestia, ni siquiera capricho. Es lo que había que hacer para que todo saliera bien. Sin zapatos, nadie sale huyendo. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario