domingo, 17 de julio de 2011

El pájaro que huye del ruido

En ciertas ocasiones, cuando te ves demasiado tiempo contigo mismo, a solas, te da por pensar o, incluso, escucharte. Escuchar a qué suenas, a parte de la música que siempre está ahí, para que no te sientas demasiado tiempo solo. Esa mezcla de silencio, ruido ensordecedor que altera el medio por el que te mueves, que asusta y desorienta a los pajarillos, que pensarán qué coño es eso…Estás aislado, y sólo un poco de caucho te une al mundo real, con el que mejor no tener contacto, que sería un episodio desafortunado en este caso. La realidad, lo plausible, pasa a toda velocidad ante tus ojos, lo dejas atrás…un árbol, otro, otro…Ves la siguiente curva, sabes que no va a ser la última, en seguida llega otra. Miras al frente, esperando una nueva, más larga y cuando la pasas deja de estar ahí…efecto Doppler. El pájaro al que acabas de alterar y jorobarle el día lo nota, pero no sabe lo que es. Te acercas a toda velocidad y él emprende un caótico vuelo que le lleva a jugársela atravesando la calzada a ras del suelo. Pasas tan rápido que sólo se da cuenta porque no sabe qué hace ahí en medio, y, perdido vuelve a su rama a seguir contemplando, a seguir esperando al siguiente que le aturda de nuevo. El sonido de los tubos se pierde para él, sigue en tu cabeza, con la música que hayas elegido. Pero eso a él, poco le importa. Tú, ya has volado a su lado. Y se ha sentido pequeño. Como la hormiga que eres en ese serpenteante mundo por el que ahora te mueves. A toda velocidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario