martes, 24 de septiembre de 2013

Dame ARGO



Lo que intentan presentar como triunfo de la inteligencia y la diplomacia no es si no un fracaso de las políticas exteriores y del propio concepto del mundo que los estadounidenses tienen. Argo, representa eso precisamente. Lo dicen al principio, pero no ahondan: como no les caía simpático el presidente, se alían con los ingleses y lo derrocan, nombrando a un déspota, tirano y malparido en su lugar. Luego, hay una rebelión, éste asqueroso se exilia a EE.UU. y nada, que se maten los demás que a mí me da la risa. Represión, violencia, guerra civil. Todo culpa de los que se hacen llamar a sí mismos como todo su propio continente. Muy bonito. La peli en sí está bien, no voy a decir lo contrario. Los estadounidenses saben hacer estas cosas, y además están legitimados por una historia perfecta y real. Parece puesta a propósito. Como si en ese país se hiciera todo pensando en la relevancia cinematográfica. Quizá no se atreven a hacer una película que cuente por qué reciben los ataques que reciben, por qué son depositarios del odio colectivo y por qué se queman más banderas de su país que sumando las de todos los demás. Hay que ser valiente para contar una historia en la que se les ponga de mentecatos, ignorantes y abusones, que es lo que son. Uno de los pueblos con menos y más pobre historia del mundo rompiendo las redes que otros tejen para sí mismos. Para qué mirar en tu casa, si puedes joder medio mundo a ver si sacas dinero. Que no me caes bien, te invado; que no me das esto, te derroco; que no crees en mi dios, te mato. Progreso, le llamarán allí. Vergüenza soberana, es como lo llamo yo. Afortunadamente, hay algo peor que ser español a veces, y es ser estadounidense. Y lo peor de todo: ahora vamos a tener que sufrir a un Batman cultureta y listillo. Vaya tipo duro de mierda, chico.

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