martes, 30 de agosto de 2011

Los Salvadores del mundo en Super 8


Nosotros, que somos muy listos, ya sabemos la respuesta, pero alguien debería empezar a preguntarse por qué todos los seres del espacio exterior que deciden darse una vuelta por ahí, acaban irremediablemente en EEUU. He llegado a pensar que es porque se creen el centro del Universo, algo que también todos despreciamos, o que es que siempre que una nave se acerca, deben venir de una distancia determinada de modo que la parte iluminada de nuestro planeta coincida con dicho país. Pero ya, después de muchos años y muchas películas, estoy convencido que los extraterrestres van siempre a EEUU porque se sienten como en casa, y toman a sus habitantes como semejantes. Puede que rivales, pero como semejantes. Ayer disfruté una muestra más del ombliguismo americano al ver Super8. Disfruté porque la peli es entretenida, y a veces, el cine, no tiene que contar una historia profunda, o dejarte una huella imborrable, o, ni siquiera, ser algo que perdure. El objetivo principal del cine fue, es y será siempre el entretenimiento. Y para ello, incluso otra historia de alienígenas puede servir. Incluso protagonizada por niños, algo que detesto pero que, en esta ocasión, han conseguido que no sean unos ñoños seres bajitos sino unos chavales hasta simpáticos. Desde el gordo con pretensiones de director de cine, y mandón, a la sazón; hasta el miedoso que vomita cada 5 minutos; o el cabrón pirómano con unos braquets más grandes que su propia boca. O el prota, un héroe en miniatura que protagoniza una historia de amor que, al ser a escala 1:2, no resulta empalagosa ni estomagante. Vamos, que no necesité un chute de insulina para contrarrestar el subidón de azúcar. Si los protagonistas hubieran sido ella Julia Roberts y él un Richard Gere cualquiera, yo estaría ingresado en el hospital ahora mismo. Disfruté, incluso apareciendo los cansinos militares, con sus secretos, su estupidez y su falsa superioridad. Ellos siempre lo saben todo, lo controlan todo. Pero siempre la cagan. Porque son subnormales. Como siempre en los americanos, son los salvadores del mundo y el “eje del bien”, pero bueno, tienen el acierto de poner críos simpáticos para que el odio por ellos no aumente e, incluso, ni lo tengas en cuenta. El detalle chorra americano tenía que llegar, claro, y ocurre cuando se encuentra todo el pueblo reunido pidiendo a la poli que haga algo porque les desaparecen las tostadoras, microondas y demás cachivaches eléctricos. Una señora se levanta, y dice que mientras nadie le diga lo contrario, la culpa la tienen los rusos. Quizá es por ambientarse en 1979, pero imaginar una horda de tropas bolcheviques invadiendo una mierda de pueblo en mitad de la nada, para robar electrodomésticos…es de imbéciles hasta para ellos. Si les echan la culpa de todo, yo que ellos, pondría gasolina en las naves espaciales sólo para el viaje de ida, y que los memos estos se queden un rato dando vueltas por el espacio. Como diría mi madre, “toma torta, para que llores por algo”. No obstante, merece la pena verla. Al menos, si uno no lleva pretensiones de ver una obra maestra, sino que, simplemente, quiere entretenerse.

3 comentarios:

  1. tam llama a ese tipo de cine una magurria -vease también Rise of the planet of the apes... muestra, por cierto, de cómo este país (usa) no solo atrae inteligencias superiores sino alzamientos de los inferiores... y por las mismas causas que describes: pura familiaridad .P

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  2. Ahí es donde se demuestra que es una película: si fuera la realidad, irían a Europa, que la gente es inteligente. Los seres superiores no suelen gustar de la compañía de imbéciles...
    Por eso se llama Ciencia Ficción, no porque sean extraterrestres... :)

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  3. siempre me pregunté lo mismo! me encanta la crítica diego, además tengo pendiente verla! ... por pura nostalgia ochentera, la película es una mezcla de los goonies y encuentros en la tercera fase ... :P

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