martes, 28 de diciembre de 2010

Entrenamiento para la altura: La Maliciosa

Evidentemente, para poder afrontar con garantías una ascensión simplemente física como la del Kili, hay que prepararse un poco. Vamos, entrenar. Si lo único que tiene esa montaña, es que son 6 días en ella, habrá que aguantarlos. Entonces, ¿cómo entrenar para ello?

Hay dos maneras básicas para estar en forma para la montaña:

1. Correr una hora diaria (durante unos meses)
2. Subir cada fin de semana (los dos días) un desnivel de 1000 m

Digamos que lo de correr 1 hora diaria se nos ha pasado por la cabeza...sí, sólo eso, se nos ha pasado por la cabeza, pero semejante atrocidad no ha llegado hasta nuestros pies. Menos mal!!!

Y lo de los desniveles, pues tampoco podremos cada fin de semana, y menos los dos días de uno siquiera. Eso sí, algo tenemos que poner de nuestra parte, así que en el tiempo que queda hasta el viaje, tenemos que subir algún que otro pico.
En Madrid, La Maliciosa; en los Pirineos, el Aneto; en el Sistema Central, El Moncayo...y si podemos alguno más, pues también.

Empezamos el 18 de Diciembre por La Maliciosa y la Bola del Mundo, en la sierra de Madrid. No hacía falta madrugar, porque era una ruta de unas 5 horas. No se nos haría de noche aunque no madrugásemos mucho, con lo que a las 10 y algo empezamos a andar desde el aparcamiento. La Maliciosa es un pico de 2227 m de altura, y hay varias rutas para subirlo. Elegimos una que va desde el aparcamiento de la Barranca, pero subiendo por las Buitreras. De ahí, iríamos a La Bola del Mundo recorriendo el pequeño colado que las separa. El desnivel acumulado es de unos 1000 m aproximadamente, con lo que parece que la ruta cumple con los objetivos del entrenamiento.

Empezamos Jimmy, Miguel y yo, y como siempre, con pesadez inicial. Claro, igual influyeron los Picatostes que nos zampamos en Navacerrada un ratito antes. Picatostes que son unos bollos fritos bastante grandes, pero muy ricos...les faltó la panceta!! No obstante, buena energía para una fría mañana.

Eso, empezamos a andar cuesta arriba detrás de un alemán que se pasó una media hora seguida subiendo sin parar de hablar por el móvil...resuello no le faltaba al tío, pero era tirando a cansino. Luego le perdimos de vista por un risco, y a saber dónde acabó, porque no hacía más que hablar por teléfono.

En la foto se ve el collado a la izquierda de la roca. Ése es el paso habitual. Nosotros bordeamos la gran roca de la derecha, justo desde su base. A la vuelta, tendríamos la pendiente final hacia el pico.


Fuimos subiendo tranquilamente, y durante un rato no separamos. Yo seguí pegado a la valla metálica que había a la izquierda de una roca grande, y ellos la bordearon por la derecha. El resultado fue que tuvieron que bajar y subir, haciendo algo más de desnivel acumulado. Mientras, yo subí hasta la base de la roca de arriba y allí nos reunimos antes del tramo final. En él, Jimmy se entretuvo un rato mirando unas cabras, y por eso llegó 5 minutillos más tarde a la cima.

Aquí se ven las vistas hacia el valle según subimos y la pendiente final, muy pronunciada y resbaladiza, lo que incordia bastante.



Miguel y Jaime no subieron hacia donde yo estaba sino que giraron a la izquierda de la foto.

Tras muy poco más de 2 horas, llegamos a la cima los 3. Había bastante gente, perro incluido, y unas vistas magníficas. Eso sí, con un poco de pelete, que para eso es Diciembre.




Comimos unos pocos cacahuetes, queso, pavo, chorizo y queso. Alguna mandarina también. Bebimos, y a la Bola del Mundo, que estaba a tiro de piedra. Ésta tiene 2265 m.


Una vez que llegamos a la Bola, no subimos del todo, y lo bordeamos por la única parte con nieve, hacia la izquierda. Allí, emprendimos el descenso por una ruta marcada por el Asombroso Niño Off-Road, vamos, el Macaco. Lo de los caminos, no parece gustarle. Así que con cuidadito para no piñarnos por tanta piedra, empezamos a bajar por un lado diferente a la subida, y así variar el camino. El objetivo era un camino que pasa por el bosque y llega al final por la pista forestal.

Un agradable camino, una vez superadas las piedras que, bajo nuestro peso, se movían todas...

Al final, llegamos abajo con toda la calma posible, para acabar la jornada de la única manera posible: CERVECEANDO!!!
Una bonita ruta que yo, como buen foráneo, no conocía. Próximo paso...who knows?


No hay comentarios:

Publicar un comentario