Hay experiencias que deben ser vividas alguna vez para saber qué sentimientos te invaden. Hoy sábado vivimos una que no nos hacía ni pizca de gracia: coger un barco que atravesaría un mar complicadillo durante casi 4h. La incertidumbre primera era saber si habría barco, y la segunda, si aguantaríamos el viaje. La primera se despejó pronto, pues a las 6.30 de la mañana llegamos al puerto de Moskenes y allí estaba el susodicho. La segunda empezó a acojonarnos cuando nada más subir, un tipo nos da dos bolsas para vomitar a cada uno. Si el día antes no nos dieron nada y se movía la leche el barco...¿qué iba a pasar hoy? Mentiría si dijera que nuestros dos amigos franchutes y nosotros no nos hicimos caquita en ese momento. Menos mal que somos gente de recursos y sabiamente nos tumbamos cada uno en una fila de tres asientos a lo largo del eje del barco. Así los bamboleos se pasarían mejor. Y vaya si acertamos. Hubo momentos en que el barco se movía tanto que se caían cosas, ni siquiera abrían la cafetería. Yo notaba los pies por encima de mi cabeza y luego parecía que me ponía de pie...era muy raro así que me incorporé para ver la ventana...maaaal hecho. Eso no era movimiento...si llegamos a estar fuera nos vamos al agua fijo. Llegué a pensar que vendrían a buscarnos con chalecos salvavidas...vaya tela. Afortunadamente todo pasó y pudimos disfrutar un rato arriba haciendo fotos antes de llegar. A todas luces, merecía la pena. No vomitamos, así que nos sentimos muuy orgullosos. La cosa pintaba fea.
Y en cuanto a las auroras, tuvimos suerte también: el óvalo engordaba y cambiaba a color rojo (buena señal) y cuando estaba sobre nosotros, tenía bastante actividad. Se hicieron esperar, pero no nos defraudó el espectáculo: varias auroras cambiantes, serpenteantes, que se abrían en filamentos. Y, lo mejor de todo: pudimos sacar fotos. Aquí una pequeña muestra de este largo día, con final feliz. La suerte sólo favorece a quienes la buscan y se arriesgan. Ahora que soy vividor-explorador, tendré que buscar suerte allá donde me lleven los viajes...
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