El hombre se ha debatido entre el estudio de las leyes de la
naturaleza, y su empeño por violarlas, pues tanto más fascinante es el reto de
romper algo, cuanto más elegante sea lo que se rompa. En términos matemáticos,
claro, no vandálicos. Las Leyes de la Termodinámica abarcan conceptos tan preciosos como “irreversibilidad”, "conservación de la energía" o “entropía”, y de su
interpretación se deduce que no pueden existir ciertas cosas de Ciencia
Ficción, como los viajes en el tiempo, o la posibilidad de un big crunch que
nos devuelva a una situación como la anterior al big bang, o la existencia de
móviles perpetuos. Esto no es más que un cachivache que, tras darle un primer
impulso, sigue moviéndose sin ninguna otra ayuda y para siempre. Parece
evidente que no puede construirse nada igual, pero ¿y si la Naturaleza consigue
romper su propia tendencia, las propias leyes que nos ha enseñado? En “El
carácter de la ley física”, Feynman da una especie de respuesta, pero la da de
pasada: la creación y muerte estelares. Las estrellas surgen en nubes de gases
cuando por una colisión, las partículas empiezan a chocar unas con otras,
colapsando y formando moléculas más pesadas atrayendo a otras partículas
vecinas. La bola formada, muy densa, va acaparando más material hasta que la
temperatura en el núcleo es lo suficientemente alta para fusionar el hidrógeno
en helio, generándose una reacción en cadena que mantiene viva la estrella. Es
el corazón, su motor. Las partículas creadas viajan por la estrella hasta la
corteza, perdiendo temperatura. Esta expansión es contrarrestada por la
gravedad del núcleo, que mantiene la estrella estable, en equilibrio. Si el
material fusionable, es decir, el hidrógeno, se acaba en el núcleo, el corazón
se para y la estrella muere. Dependiendo de la masa, la estrella moribunda
puede acabar siendo un agujero negro, una estrella de neutrones, una enana
blanca, una nova o una supernova. Por ejemplo. Si tiene la masa adecuada para
ello, y la estrella explota, ésta lo hace esparciendo su materia por el espacio.
Así pues, de una estrella, sale una nube de gas, cuna para el nacimiento de
nuevas estrellas. Entonces si una estrella nace de una nube de gas y al morir
genera una nueva nube de la que salen más estrellas, ¿no será eso un móvil
perpetuo creado por la propia naturaleza que viola? En realidad hay más ejemplos en la Naturaleza, por lo que sabemos que es el trabajo lo que no puede realizarse perpetuamente sin aportes de energía. En definitiva, polvo somos,
y en polvo nos convertiremos. Y eso lo dicen las estrellas, no yo.
Pulvis es, et in pulverem reverteris... que también lo dicen mucho unos señores que visten de negro a menudo.
ResponderEliminarDe móviles perpetuos nada, porque...
http://www.youtube.com/watch?v=OuSHdSs-CFw
Jaja, mola
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