Uno tiende a asumir ciertas cosas
Como la caída de las hojas en otoño,
O que un río llega a otro río…
Y de ahí al mar. Y no al revés.
Se acostumbra a la costumbre,
Al silencio del ruido furtivo y su soledad.
Se acostumbra al gentío que abraza
Pero no calienta. O a individualidades,
Que calientan y se apagan, ésas que no vuelven.
Y mirando a lo lejos, sin ver el horizonte,
El ingenuo sigue esperando el prodigio
Que repueble un árbol con sus hojas y lleve el mar a la montaña.
Esperando que el calor, la individualidad y el gentío,
Sean una sola cosa. En su mismo espacio.
apropiado que cuando estás triste, se diga que tu cara es un poema, ¿verdad?
ResponderEliminarTrue...
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