Mientras en Modern Family celebran el día bisiesto como un regalo
que te hacen alargando tu vida un día más cada 4 años, yo, cenizo como soy,
pienso más bien en la declaración de Hacienda. Durante el año me retienen más
cada mes, y al final, me lo devuelven. Y eso nos hacen con el calendario: un
año dura 365,25 días, con lo que sería raro que el 32 de diciembre acabara a
las 6 de la mañana. Nos veríamos obligados a ver los programas pregrabados y
horribles de la TV con actuaciones de Marta Sánchez y Carlos Baute hasta
tomarnos las uvas a las 6 AM. Que ya puestos, si lo cambiamos por churros,
sería más propio. O por cereales, y así engordas menos: 12 corn flakes son más
ligeros que 12 porras con crema y chocolate. Así pues, pensaron que mejor nos
quitan 6 horas anuales y cada 4 años te lo envuelven en un pack y ¡hale!, te
regalo un día, aprovéchalo. Lo malo de la frecuencia par –distinta de dos- es
que no es un número primo, y claro, lo hace ordinario. Nadie que aprecie el
valor de los números se sentirá afortunado por un día gratis cada 4 años. Es
como regalar una docena de rosas. Vulgar. A mí, me fastidia ese día extra.
Cuando te quieres dar cuenta de que tienes un día más, ya se te ha pasado y te
toca esperar otros 4 años. Hay que estar ágil, pero claro, tras 4 años…uno se
olvida de que va a llegar ese día y te pilla desprevenido. Como que te acostumbras
y ya te la pela. Salvo que me dejaran pasarlo con Sofía Vergara. En ese caso no
me olvidaría de mi día extra. Y preferiría aún más que la
frecuencia fuera un número primo: 1, 2 o 3.
Siempre mejor que 4.
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