Circulo por carreteras sinuosas surcando el espacio como
si ya no importase el tiempo. Introspección que no altera ni el ruido atronador
de los tubos de escape, que rugen cuando giras la muñeca. Árboles, plantas
varias, sol y sombra. Sólo estás tú, huyendo incluso de ti mismo, escapando de
tu propia mente. A veces, eres un cuerpo que se inclina a toda velocidad, esperando
encontrar una nueva curva más adelante que haga que no pienses en nada más que
en tomarla. Un cuerpo, sin más, que transcurre por el asfalto como un río
desgasta las piedras por las que se cuela. Luego uno se baja de la moto y se
vuelve anodino, un punto más en un cuadro de Seurat.
que chulo!
ResponderEliminar